La Unidad Boston de Combarranquilla guarda varios tesoros. Uno de ellos es la oficina de los recreadores, llena de fotografías, disfraces y muchos colores. Está ubicada frente al gimnasio y es el hogar de quienes le dan alma a los eventos de la Caja de Compensación.

Al llegar, me recibe Liney González, quien comenzó a interesarse por el mundo de la recreación hace más de 10 años. Nos sentamos a conversar un poco sobre ella, mientras la tarde se va despertando.


Ser recreadora definitivamente es un trabajo único y especial. Me gustaría saber, ¿cómo llegó a ti esta pasión por la recreación? ¿Qué te motivó a ser recreacionista?

La verdad, comencé a transitar este camino desde los 17 años. Cuando estaba en el colegio, quería adquirir conocimientos distintos y buscar alguna fuente de nuevos aprendizajes. Así, tuve la oportunidad de capacitarme como recreadora en una empresa. Después de graduarme, a mis 18 años, me enteré de que Combarranquilla estaba solicitando recreacionistas. Ingresé mi hoja de vida al Centro de Empleo y al poco tiempo me llamaron.

Aquí, he sido capaz de explotar talentos que no sabía que tenía; entre esos, la actuación. En el grupo de Recrear, generalmente creamos obras de teatro para diferentes eventos y eso es algo que me encanta. Pero mi compromiso como estudiante sigue, ya que en la actualidad estoy estudiando un pregrado en Derecho.

Me imagino lo difícil que puede llegar a ser… Pero volveremos a eso. Hablando de lo que hacen en el área de recreación, ¿cómo es un día típico de los recreacionistas de Combarranquilla?

Un día típico… Bueno, por ejemplo, en la semana, puede ser que el lunes comience a trabajar a las 8 a. m. y al día siguiente a las 6 a. m. Las actividades que hacemos pueden variar. Hay veces que vamos a dirigir pausas activas en diferentes empresas. Otras veces, estamos en la Unidad Boston organizando y planificando toda la ruta de un evento durante la semana. Entre los eventos que cubrimos se encuentran el Día de las Madres, Día del Padre, Día del Niño y todos los que estén previstos en la temporada. Como recreadores, tratamos de transmitir nuestra energía y entusiasmo a todo el que nos ve.

Un día bastante movido. ¿Y tienes algún evento que te haya marcado en este trayecto como recreadora?

Diciembre es mi mes favorito. Siempre me emocionan las obras de teatro que hacemos para las familias de afiliados, que hablan de la unión familiar. Además, durante ese mes hacemos parte de los “Family Days” de las empresas. Son espacios muy significativos donde podemos sentir cómo todos, desde los papás hasta los niños, conectan con lo que estamos haciendo. Esa época me gusta muchísimo.

¿Qué consideras que debe tener una persona que se quiere dedicar a la recreación?

La pena no debe estar en la ecuación. Debe ser espontánea e intentar hacer reír a los demás para que todos sean felices. Un recreador también necesita paciencia, porque puede enfrentarse tanto a un público activo como a uno pasivo. Debemos adaptarnos a cualquier situación, ser muy recursivos y saber improvisar ante cualquier novedad.

No es fácil construir un ambiente de cercanía en los eventos que diseñamos, pero siempre los sacamos adelante con empatía, entrega y amor. Recuerdo que hace algunos años tuve mi primer evento de adulto mayor en un hogar geriátrico. Llegó un momento en el que me puse totalmente en blanco, porque había personas en silla de ruedas que quería incluir en mis actividades. Pero entendí que eso no era una limitación, sino una oportunidad de innovar para brindarles un momento agradable. Me preparé y pude motivarlos a levantar sus manos, a mover los hombros o la cabeza y a cantar. Fue un espacio de conexión e integración que me ayudó a querer seguir esforzándome en mi profesión.

Es muy hermoso eso que has dicho. Recrear es para todos. Ahora, regresando a esa otra faceta que mencionaste antes, a tu rol como estudiante, quisiera saber, ¿cómo balanceas esos dos mundos: tus estudios y tu trabajo?

Es complejo. Ha sido complejo, porque tengo doble responsabilidad: la de cumplir con mis funciones como recreacionista y la de ser una estudiante universitaria para alcanzar mis metas. Y sí, hubo momentos en los que pensé en tirar la toalla, pero mis compañeros y la empresa siempre me apoyaron y me impulsaron a no rendirme. Combarranquilla ha sido una gran ayuda en mi proyecto académico. Siempre me ha dado la flexibilidad que necesito para poder avanzar.

Eso es digno de admirar. Para finalizar esta corta entrevista, como bien sabemos, hoy es el Día del Recreacionista en Colombia. ¿Qué mensaje quisieras darles a las personas que tal vez solo ven la superficie y no conocen todo lo que hay detrás de su alegría que dan en cada evento?

Hay una canción de Héctor Lavoe con la que a veces me identifico, que se llama El cantante y dice: “Nadie me pregunta si sufro o si lloro”. Llegan épocas en las que, como cualquier ser humano, tenemos dificultades a nivel personal. Aun así, sabemos que las personas merecen tener la felicidad que esperan recibir de nosotros. Sin importar qué aflicción está dentro de nosotros, entendemos que hay un tiempo para todo.

El recreador es quien le otorga la magia a cualquier evento, aunque sea pequeño o grande, o tenga un público reducido o amplio. Considero que somos una pieza fundamental, porque esto, más allá de ser un trabajo, es un arte que merece ser reconocido.

Totalmente, y te agradezco por este espacio, porque tus palabras son muy valiosas.

Gracias a ti por esto. Me hace sentir especial en mi cargo como recreadora.


La entrevista termina con una despedida cálida y dos voces que dicen “Hasta luego”, mientras que una se aleja por un camino que seguramente volverá a visitar.

En el Día del Recreador, celebramos a esas personas que transforman cualquier momento en una experiencia memorable. Con su creatividad, crean lazos de alegría que permanecen en el tiempo.

¡Feliz día, recreacionista!

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