La Unidad Calle 30 puede verse desde la Avenida Boyacá, que conecta con la Calle 34. Entre las carreras 36 y 37, se ubica la infraestructura cuyo interior aloja diferentes facilidades, entre ellas una de las bibliotecas de Combarranquilla. Este es el trayecto que sigue María Victoria Ospino cada mañana para dirigirse a su lugar de trabajo.

María Victoria Ospino es profesional en Ciencias de la Información y trabaja como asesora de atención al cliente del servicio de Biblioteca Viajera Combarranquilla. Estuvo presente cuando se dio apertura a la biblioteca de la Unidad Boston en 1994, un recuerdo que poco a poco formó su identidad.

Al llegar a la Unidad Calle 30 a las 8 a. m., María se registra en la recepción y luego sube las escaleras para llegar a la biblioteca. Antes de pisar el último escalón, levanta su mirada y ve a un señor esperando fuera del lugar para entrar. María lo saluda y abre la puerta de la biblioteca lentamente, mientras el olor a libros comienza a viajar entre los que estamos presentes.

El señor que esperaba pacientemente fuera de la biblioteca se acerca a María para solicitar el servicio de Internet. Al cabo de unos minutos, llega un joven que conoce a la asesora y se saludan. El joven presta un libro y se va tranquilamente hacia un sofá cerca de una estantería, a leer un poco.

María, mientras tanto, está en su puesto de trabajo, registrando en su computador diferentes libros. Mira un poco hacia el horizonte y comienza a abrazar las memorias de sus inicios.

—En noviembre de 1994, comencé a construirme en el área de biblioteca. Fue mi primera experiencia laboral directa en este ámbito.

María finalizó su formación como maestra bachiller y licenciada en Ciencias Sociales antes de llegar a Combarranquilla. Posteriormente, se graduó en Ciencias de la Información, una oportunidad que le permitió aplicar sus conocimientos en un entorno que integraba la educación, la gestión de la información y el servicio a la comunidad.

Convertirse en uno de los personajes principales de las bibliotecas de Combarranquilla fue para María una oportunidad para encontrar su vocación: trabajar con y para las personas.

—A través de la biblioteca, me gusta promover encuentros que dignifiquen la vida de los vecinos de esta comunidad.

Como asesora, siempre está atenta a las solicitudes de los visitantes de la biblioteca de la Unidad Calle 30. Las gafas que visten sus ojos frente a su computador no son una barrera para sonreírles con la mirada a quienes buscan su ayuda. Porque para ella la biblioteca es eso: brindar una atención cercana, cálida y personalizada a cada usuario.

María almuerza de 12 m. a 1 p. m., y siempre espera con ansias regresar a la biblioteca. Pero la jornada de la tarde promete más movimiento a diario.

Cuando llega la hora, los estudiantes de instituciones cercanas llegan a consultar la bibliografía disponible y a solicitar préstamos. Adultos mayores también aprovechan el espacio para disfrutar una lectura tranquila del periódico del día o para explorar qué trae para ellos la biblioteca.

—Este es un espacio vivo y diverso que recibe diariamente a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, todos con distintas necesidades.

El día de trabajo de María termina a las 5 p. m., cuando el sol casi se duerme. Mientras espera a que su esposo la recoja en la entrada, piensa en los 30 años que ha dedicado a las bibliotecas de Combarranquilla. Uno de sus sueños es seguir contribuyendo a la juventud en el fomento de la lectura y el conocimiento. De hecho, ya está trabajando para lograrlo.

El esposo de María llega luego de unos minutos y se van juntos. No sabe qué sucederá mañana, pero tiene la certeza de que los libros estarán allí para recibirla.

—Desde Calle 30, esperamos brindar un espacio seguro, formativo y transformador para la comunidad.

La biblioteca ofrece servicios como el acceso gratuito a internet, hemeroteca, fotocopiado e impresiones, todo con el propósito de facilitar el acceso a la información. También hay talleres infantiles orientados a fortalecer habilidades en áreas como la lectura, el arte, matemáticas y el aprendizaje de una segunda lengua, a través de espacios como el Club de Inglés. Asimismo, se proponen actividades como La Hora del Cuento y el Club de Lectura, estrategias que buscan despertar el gusto por los libros.

La misión de la biblioteca es, en últimas, facilitar el acceso a la lectura, la información y la cultura, con un firme compromiso social hacia el desarrollo de la comunidad. Todo esto bajo un enfoque humano alineado con los valores institucionales de Combarranquilla para generar un impacto positivo, equitativo y sostenible en el entorno.

Un comentario en «Un día con amantes de libros: María Victoria Ospino, asesora en las bibliotecas de Combarranquilla»
  1. Excelente labor. Evoqué hermosos recuerdos de mi juventud cuando era estudiante del colegio colcaldas el cual está cerca y mi lugar favorito para realizar mis trabajos escolares era la biblioteca y me encantaba muchísimo cuando me prestaban los textos para realizar mis investigaciones y tareas para también fomentar mi léxico y demostrarme que no solo la enseñanza de mis profesores era importanrte si no también el aporte que la biblioteca me prestaba para llenarme de mas conocimiento y así ser más participativa en mi hermosa aula escolar que llegó a ser mi segundo hogar llevado de la mano con la facilidad que me brindaba la biblioteca. Gracias por ser parte fundamental de mi juventud y de brindarme el acompañamiento en la etapa escolar. Mil bendiciones para todos los que hacen parte de ella.

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