Del 28 al 31 de octubre, el Salón Audiovisual celebró su edición número 29, recibiendo a directores, estudiantes y amantes del cine. 

“Repensar el Caribe” fue el lema de la 29.ª edición del Salón Audiovisual de la Cinemateca del Caribe. Un espacio que busca deconstruir lo que significa hacer cine en el Caribe, para entender el valor de lo moderno y lo ancestral. 

Una noche para la memoria

En el día de inauguración, estuvieron presentes Mónica Taboada, Leinad Pájaro, Laura Morales y Edgar de Luque, quienes por años han incursionado en la industria del cine y la televisión en Colombia. Para dar la bienvenida al evento, el nuevo director de la Cinemateca, Carlos Alberto ‘Beto’ Rosero, dedicó unas palabras. “Son casi 40 años desde que se fundó la cinemateca y casi 3 décadas desde que inicio interrumpidamente el Salón Audiovisual. Hace poco, encontramos las fotografías de cuando Gabriel García Márquez estuvo presente en la inauguración de la sala en la sede Boston. Este legado nos muestra la responsabilidad y el compromiso de mantener viva la Cinemateca”, comentó con alegría. 

Las primeras ediciones del Salón Audiovisual contaron con la asistencia de personalidades influyentes como los cineastas Nicolás Philibert y Albert Maysles. Esto resalta la relevancia que tiene el evento a nivel nacional e internacional. “Aquí queremos abrir los diálogos que conecten el Caribe con el mundo, una de las metas que tengo en mente con la Cinemateca en esta nueva dirección”, añadió Rosero.

Del Caribe para el mundo

Durante 4 días, se proyectaron cortometrajes contemporáneos y se establecieron conversaciones que giraron en torno a la identidad, la cotidianidad y la memoria. El viernes 31 de octubre dos proyecciones especiales cerraron la noche: Quimada (1969, versión restaurada en 2K), del director italiano Gillo Pontecorvo y Sugar Island (2024), de la directora dominicana Johanné Gómez Terrero. 

La 29.ª edición del Salón Audiovisual culminó con una sala llena y corazones contentos. La tradición y la historia fueron las protagonistas de cada función. Y el lenguaje del cine, se convirtió en esa herramienta indispensable para visibilizar rostros y voces.

Los aires del Caribe se sintieron en cada mirada que participó de este evento inolvidable. Cinéfilos y aficionados al cine tuvieron la oportunidad de ir más allá de los estereotipos de la región. Gracias a estos espacios, la industria cinematográfica crece en Barranquilla, y la Cinemateca del Caribe continuará siendo parte de ese camino.

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